El asma infantil es una enfermedad respiratoria crónica que debe ser atendida siempre por un médico. Ante síntomas como silbidos al respirar, tos frecuente, falta de aire o presión en el pecho, es importante llevar a la niña o al niño al doctor para una valoración adecuada. El médico realizará preguntas sobre los síntomas, antecedentes familiares y puede solicitar estudios como espirometrías o pruebas clínicas para confirmar el diagnóstico. Acudir a consulta de forma oportuna ayuda a evitar crisis graves y a iniciar un manejo correcto desde etapas tempranas.
El proceso del asma infantil ocurre porque las vías respiratorias se inflaman y se estrechan, lo que dificulta el paso del aire hacia los pulmones. Esta inflamación puede activarse por factores como polvo, humo, infecciones respiratorias, cambios de clima, ejercicio intenso o alergias. Durante una crisis asmática, los bronquios se cierran más de lo normal y producen moco, provocando dificultad para respirar. Aunque es una enfermedad crónica, el asma puede controlarse con el seguimiento médico adecuado.
El tratamiento y control del asma infantil incluyen el uso de medicamentos recetados por el médico, como inhaladores de alivio rápido y medicamentos de control diario. Además, es fundamental enseñar a niñas y niños, así como a sus cuidadores, el uso correcto del inhalador y reconocer los signos de alarma. Mantener un ambiente limpio, evitar desencadenantes y acudir a revisiones médicas periódicas permite que el asma esté bien controlada y que las niñas y los niños lleven una vida activa y saludable.

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